El aumento de la esperanza de vida en la sociedad española junto con el descenso progresivo de la natalidad favorece que el grueso de la población activa se desplace sin remedio hacia edades más avanzadas. Si a esto sumamos una situación laboral difícil y una edad de jubilación que se sitúa en los 67 años , nos encontramos con un panorama en el que ya no somos mayores para trabajar.
Esta realidad se da en todo el ámbito de la Unión Europea, de forma que se han aunado esfuerzos para mejorar las condiciones de calidad del trabajo. Diferentes estudios han demostrado que uno de los factores de discriminación más importantes es la edad. Evitar este tipo de situaciones y mejorar las condiciones de trabajo aumentando los esfuerzos en la gestión de la edad son los objetivos que se han marcado en materia de prevención de riesgos laborales.
Es necesario invertir en el rediseño de los puestos de trabajo de forma que estos se adapten a las características de los trabajadores con edad, como resultado tenemos una continuidad de la vida laboral y una mejor salud del trabajador.
Desde el punto de vista de la prevención y salud se pueden desarrollar varias medidas:
En resumen se trata de mejorar las condiciones de trabajo de aquellas personas cuya edad sea más avanzad, pero sin olvidar que el personal más joven tiene que tener la formación adecuada para afrontar sus riesgos a medida que pasen los años.
La gestión de la edad consiste en aplicar medidas a toda la población de la empresa desde la perspectiva del envejecimiento del personal.