La lactosa está formada por la unión de una molécula de glucosa y otra de galactosa. También es conocida como "el azúcar de la leche", porque aparece en la leche de las hembras de los mamíferos en una proporción del 4 al 5 por ciento. La leche de camella es muy rica en lactosa.
En los seres humanos es necesaria la presencia de la enzima lactasa para la correcta absorción de la lactosa. Cuando nuestro organismo no es capaz de asimilar correctamente la lactosa, es decir, cuando nuestro organismo deja de producir lactasa, y este azúcar de la leche no se puede asimilar, provoca síntomas digestivos variados y aparecen diversas molestias cuyo origen se denomina intolerancia a la lactosa.
**LACTASA: la enzima que digiere la lactosa en el intestino delgado.
Hay sociedades que no consumen productos lácteos en su dieta de adultos (como por ejemplo los siguientes colectivos: esquimales, árabes, orientales, etc.). La producción de lactasa es normal al nacer, ya que también se alimentan con leche materna pero va disminuyendo hasta un 90 % menos aproximadamente hasta los 4 años.
Las sociedades occidentales (como la nuestra) son sociedades "lácteas" y tienen una mutación en un gen que permite que se mantenga la producción de lactasa activa durante toda la vida, por lo que pueden consumir leche fresca y otros lácteos (normalmente sin problemas).
La lactosa también se puede encontrar en algunos alimentos y medicamentos y es importante leer las etiquetas para comprobar que el producto está libre de este azúcar.
¿Qué alimentos encontramos en el mercado que contienen lactosa?
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas se muestran después de la ingestión de productos lácteos:
Si digerimos la lactosa, ésta se acumula en el intestino y es descompuesta por las bacterias intestinales provocando síntomas que afectan al tracto gastrointestinal.
Las molestias más habituales son: gases, malas digestiones, ruidos intestinales, heces malolientes, hinchazón abdominal, vómitos, dolor tipo cólico, etc.
También pueden aparecer síntomas no digestivos como cansancio, dolor articular, problemas de piel, dolor de cabeza, insomnio, nerviosismo, etc.
¿Cómo se diagnostica?
En España al menos un 15% de la población es intolerante a la lactosa. Es muy importante hacer un diagnóstico con un test médico de intolerancia a la lactosa que determine si hay un déficit congénito o de nacimiento o un déficit secundario de baja tolerancia.
Tampoco debe confundirse con la alergia a la leche, que no tiene nada que ver con la intolerancia a la lactosa. La alergia a la leche es una reacción a la proteína de la leche de vaca, no al azúcar lactosa, y es mucho más grave porque provoca una reacción del sistema inmunitario, con formación de anticuerpos como cualquier otra alergia.
¿Dura para siempre?
Depende. Hay personas que tienen un déficit de lactosa permanente y otras no.
A veces una intoxicación alimentaria, un tratamiento con medicamentos como antibióticos, o el estrés pueden provocar un problema con la lactosa de carácter temporal, que remite al poco tiempo.
¿A quién afecta más?
Parece que hay relación entre la causa y el efecto con el hábito de tomar leche. Es decir, en aquellos pueblos que han sido tradicionalmente "ganaderos" y que se han alimentado generación tras generación de la leche de los animales, presentan menos casos de intolerancia a la lactosa que otros pueblos no acostumbrados a su consumo. La mayoría de la población del mundo, de adulta tiene déficit de lactasa, excepto la población del norte y centro de Europa.
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